¿A quién no le gusta afrontar su día con actitud y motivado? Ya vimos cómo hacerlo en el trabajo, hoy vamos a ver cómo motivarnos mientras estudiamos.
- Busca el lado positivo a tu momento de estudio. Cada uno encontrará la recompensa que más le gusta y que le mueve a estudiar con ganas. Por ejemplo: “cuando termine este tema, me comeré un helado”; “termino lo que tengo previsto para estudiar hoy y me bajo a la playa”; “cuando repase la lección, veré el capítulo que me toca de mi serie favorita”. Ese refuerzo positivo a modo de premio nos ayudará a tomarnos con ganas el esfuerzo que supone estudiar. Sabremos que al otro lado nos espera algo realmente apetecible.
- Establece rutinas. Tú mejor que nadie sabe en qué momento del día estás más concentrado y eres más productivo. Si es por la mañana, hazlo siempre así. Desayuna, estudia, date un paseo o haz algo diferente, y repasa por la tarde. Si estudias mejor por la tarde, establece tus hábitos de estudio en función de ello. Respeta tus horarios y cumple con un calendario previamente establecido. Y si vas tachando objetivos alcanzados, verás cómo te anima a seguir avanzando.
- La música. Esto también es muy personal. Hay quien se distrae con el ruido de unas pisadas en casa del vecino y quien necesita ponerse unos cascos con su música favorita para concentrarse mejor, que incluso le anima y activa para el estudio. Tú mismo lo irás viendo. Puedes rodearte, también, de otras cosas externas que te animen, algunas frases motivadoras en post-it que tengas a la vista, colocarte frente a una venta y ver un bonito paisaje..
- Conseguir un objetivo. No hay nada más estimulante que trabajar en la consecución de una meta. Por eso, debes saber cuál ese fin último por el que estudias: graduarte, aprobar un examen en concreto, sacar una matrícula de honor, sacar la mejor nota de tu máster… Y estudiar para alcanzarlo, sabiendo por qué quieres hacerlo; eso será de lo más motivador.
- Descansar. Tan importante como “echarle” horas al estudio es “echárselas” al descanso. Es fundamental que duermas las horas necesarias y pares más o menos cada hora a estirar un poco el cuerpo y desconectar la vista y la mente de lo que estás haciendo. Eso te ayudará a concentrarte mejor cuando regreses, o al día siguiente una vez hayas descansado y dormido bien. Y lo mismo con la alimentación y el ejercicio. Si llevas una vida sana observarás que te encuentras mejor físicamente y con muchas ganas y fuerza para ponerte manos a la obra en tu día a día frente a tus apuntes.