Las nuevas tecnologías contribuyen a mejorar muchos ámbitos de nuestra vida. Pero ¿qué sucede cuando se convierten en una herramienta para contribuir al acoso escolar? Fundación Mutua Madrileña y la Fundación ANAR han llevado a cabo el primer estudio sobre cyberbullying y los resultados hablan por sí solos: representa uno de cada cuatro casos de acoso escolar y la proporción se incrementa conforme los niños tienen más edad; de los 13 años en adelante el 36,5% de los casos de bullying proviene del ciberacoso.
Pero hay más datos. El 70% de las víctimas de ciberbullying son chicas y este acoso a través de las nuevas tecnologías comienza a una edad media de 13,6 años, superior a la media del acoso escolar general, que se sitúa en los 11,6 años.
La herramienta que más se emplea para este ciberacoso es el teléfono móvil (90%), siendo el Whatsapp la aplicación más utilizada para ello (81%). Un 36,2% de los afectados sufre estas agresiones a través de las redes sociales. Sea cual sea el medio, la más frecuente es el insulto (81%), seguida de las amenazas (37%) y de la propagación de rumores (11%).
El estudio revela que el 92% de las víctimas de ciberbullying padece alguna secuela psicológica; la más habitual es la ansiedad, después se sitúa la tristeza, la soledad y la autoestima baja. Un 10% de las víctimas ha tenido conductas autolesivas, pensamientos suicidas e incluso ha llevado a cabo algún intento de terminar con su vida para salir de esta horrible situación.
El ciberacoso es diario en el 71,8% de las víctimas, debido tal vez a que los jóvenes tiene un acceso sencillo hasta estas nuevas tecnologías.
Este informe se ha llevado a cabo tras analizar la base de datos de llamadas al Teléfono ANAR de Ayuda a Niños y Adolescentes y al Teléfono ANAR del Adulto y la Familia, un teléfono que ha atendido desde 2013 a 2015 60.408 llamadas relacionadas con acoso escolar, de las cuales se ha identificado y seguido 1.363 casos de bullying.
De todos los casos analizados, un 30,6% son considerados de “alta gravedad” ya que van asociados a acciones físicas de acoso y agresión, acciones que son diarias, cada vez más violentas y con una duración de más de un año.
Generalmente, los ciberacosadores se encuentran en el mismo colegio que la víctima y se mueven en grupo.
Las fundaciones que han llevado a cabo este estudio iniciaron este año la campaña #NoBullying en centros escolares, redes sociales, en el ámbito institucional y a nivel de análisis de datos.
